• No es algo optativo: tantas reuniones de trabajo por videoconferencia pueden tener un efecto nocivo en el cerebro y en el bienestar.

EN MEDIO DE LA PANDEMIA, las videoconferencias están consumiendo nuestra vida.

Van una detrás de otra. Se superponen: no alcanzamos a que termine un webinar y ya comenzó el siguiente.

Por el problema de los husos horarios, muchas veces ni siquiera queda tiempo para almorzar. Fue el caso del seminario “Chile 5G”, que organizó el 30 de marzo DPL News. Comenzaba al mediodía, y, la parte medular —en la que participaron el presidente Sebastián Piñera, la ministra Gloria Hutt y la subsecretaria Pamela Gidi— se extendía hasta las 16.45 horas. Ninguna posibilidad de almorzar. (Claro está que DPL es una organización mexicana, y allá empezó cómodamente a las 9 de la mañana.)

Muchas veces no hay tiempo ni para hacerse un café. O de servirle los cereales a un hijo, como comentó ayer María Soledad Matos, gerente general de Oracle Chile en LinkedIn. “Le pedí (al colaborador) que se tomara una pausa: Éramos nosotros los que invadíamos su casa y no el niño nuestra oficina”, agregó la ejecutiva.

Microsoft se dio la molestia de estudiar el tema (“La investigación comprueba que el cerebro necesita descansos”), y llegó a la conclusión de que este exceso de reuniones virtuales provoca enormes tensiones: aumentan el estrés y el “ruido cerebral”. (“Tell your boss!”, comentó la publicación TechCrunch).

La solución es simple: hacer pausas; tomarse un recreo. “Nuestra investigación muestra que los descansos son importantes, no solo para que estemos menos exhaustos al final del día, sino que para mejorar nuestra capacidad de concentración durante las reuniones”, señaló Michael Bohan, director ejecutivo del grupo de Ingeniería de Factores Humanos de Microsoft y supervisor del proyecto.

El cerebro funciona de manera diferente cuando se toman descansos.

QUÉ HACER EN EL RECREO

Una alternativa eficaz es meditar. Otra, caminar. Estudios anteriores de Microsoft sugieren que hacer garabatos o leer algo ameno también trae beneficios. “Puede ser cualquier cosa que aparte su atención del trabajo y la enfoque en algo que lo relaje”, mencionó Bohan.

Eso los hará sentirse renovados y recuperados para comenzar la siguiente reunión.   

Un reciente estudio de la Universidad de Stanford muestra que la “Fatiga por Zoom” afecta mucho más a las mujeres. Más del doble de las mujeres han experimentado agotamiento después de las videoconferencias.

La mayoría de las personas (el 68,5%) piensa que con el teletrabajo se está trabajando más que antes de la pandemia.

Microsoft entrega un par de sugerencias prácticas: enviar una agenda anticipada de los temas que se tratarán en la reunión, considerando quiénes deben participar y recapitulando en los últimos cinco minutos todo lo que se habló.

Y, tal vez lo más importante, antes de programar una videoconferencia, considerar: ¿necesitamos realmente hacer una reunión sobre este tema?