03/05/2024
NINGUNA NAVE ESPACIAL VA MÁS LEJOS DE LA TIERRA QUE LA VOYAGER 1. ¡Era de esperar que tuviera problemas de comunicación con su hogar! El lunes 22 de abril, la NASA anunció que por primera vez en cinco meses recibieron datos comprensibles de la Voyager 1.
Las naves gemelas Voyager 1 y Voyager 2 partieron al espacio en 1977. “Para tener 46 años, están en muy buena forma”, comentó Suzanne Dodd, directora del Proyecto Voyager del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA (el JPL). “Eran idénticas al momento de su lanzamiento, pero una ha perdido la audición (necesita audífonos) y la otra ha perdido el tacto”.
Diseñadas para durar cinco años, con la tecnología que estaba disponible en 1977, ambas naves se encuentran en el espacio interestelar (el espacio entre las estrellas) y son los únicos objetos humanos que han abandonado el Sistema Solar.
La Voyager 1 está tan lejos (a 24.000 millones de kilómetros de distancia), que las órdenes enviadas desde la Tierra tardan 22,5 horas en llegar a la nave espacial. Y la respuesta demora otras 22,5 horas en llegar a la Tierra.
El 14 de noviembre pasado la Voyager 1 empezó a hablar incoherencias. Repetía siempre lo mismo.
Lo que había pasado: un chip, que almacenaba cierta memoria importante, dejó de funcionar. Y, para colmo, el código necesario era muy grande para instalarlo en otro hardware de la nave, de modo que el equipo de la misión lo distribuyó en distintas secciones de la sonda.
“Resulta asombroso que un chip de la Voyager I, de 46 años de edad, se bloqueara impidiendo el envío de datos, y que la NASA descubriera cómo dividir y reasignar sus funciones a otro hardware, enviando código a 24.000 millones de kilómetros”, comentó el escritor Charles C. Mann.
El sábado 20 de abril el equipo de la misión recibió los primeros datos coherentes provenientes de la Voyager 1. Los miembros del equipo celebraron con júbilo y alegría. “Hoy ha sido un gran día para la Voyager 1”, dijo Linda Spilker, científica del proyecto Voyager en el JPL. “Volvemos a estar en comunicación con la nave espacial. Y no podemos esperar a recuperar los datos científicos”.
Lanzada en 1977 para estudiar Júpiter y Saturno, la Voyager 1 es famosa porque lleva el “Disco de oro” (en realidad, es de cobre, enchapado en oro), que serviría para que los extraterrestres sepan de nuestra civilización, y porque, al despedirse del Sistema Solar, dio vuelta su cámara y tomó una célebre foto en que la Tierra se ve (apenas) como un punto celeste (azul pálido) bajo un rayo de sol en el que “viven todos los que amas, todos los que conoces, todos los seres humanos que han existido”, escribió el astrónomo Carl Sagan en un párrafo célebre. “El conjunto de nuestras alegrías y sufrimientos, cada cazador y recolector, (…) cada santo y pecador de la historia de nuestra especie vivieron allí, en la mota de polvo suspendida en un rayo de sol”.
Aunque la prensa de calidad le haya augurado un “triste fin”, lo más probable es que la Voyager 1 seguirá vagando por la Vía Láctea por toda la eternidad. Aunque nosotros no estemos acá.
Crédito de la fotografía: NASA/JPL-CALTECH