• El cambio climático está produciendo un deterioro en la calidad de las frutas y verduras. Antiguamente, se las botaba. Ahora se las está aprovechando.
• Reducir el desperdicio de alimentos es clave para lograr la sostenibilidad.

LOS TOMATES YA NO SON LO MISMO. Las papas ya no son lo mismo. Vienen con formas extrañas, con forma de corazón, como siameses, con extraños brotes inexplicables. (A veces, artísticos.)

Según el Foro Económico Mundial, debemos habituarnos a esto: es una de las consecuencias inesperadas del cambio climático. “Los agricultores afirman que las personas necesitan acostumbrarse a los productos con formas extrañas”.

El planeta está pasando por una profunda sequía.

Las etapas de calor extremo son mucho más frecuentes.

El problema no solamente está afectando a papas y tomates, sino que también a las zanahorias, las manzanas y los repollitos de Bruselas: han crecido mucho menos; consiguen colores extraños.

La cáscara se ha puesto mucho más gruesa.

Los agricultores les están pidiendo a los supermercados que compren productos que puede que “no se vean” tan normales.

Existen iniciativas ya disponibles, como la caja “Too Good To Waste” (“Demasiado bueno para botarlo”), de Lidl, que por algo más de 1.600 pesos entrega 5 kilos de frutas y verduras que no están para concurso de belleza pero están harto ricas. Los verdes ecologistas han aplaudido, porque estas medidas favorecen un mundo más sostenible. “A los consumidores les cuesta comprender el impacto ambiental del desperdicio de comida”, establece el Foro Económico Mundial.

RESCATAR LAS FRUTAS Y EL YOGUR

Varios supermercados ofrecen buenos descuentos en productos que van a vencer pronto.

En Chile, el Gobierno anunció el martes 23 de agosto la implementación de “supermercados populares” para evitar el desperdicio de alimentos. El proyecto ya está en conversaciones con tres cadenas para ofrecer productos cercanos a la fecha de caducidad o con algún desperfecto en su envase, que podrían venderse en establecimientos o donarlos a ollas comunes.

También se integrarán productos como la leche y el yogur que estén por vencer.

La idea es rescatar frutas y verduras para que no lleguen a la basura. Se crearán “más de 70 bancos de alimentos”, afirmó el ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, quien añadió que se ha estado trabajando “en varias regiones en las que las seremis de Agricultura y el Indap van a colaborar con el Fosis para focalizar y conversar con las ferias, detectar los lugares e involucrar también a los municipios”.

A nivel mundial, el 30% de los alimentos del comercio se desperdician (o sea, 1.300 millones de toneladas al año).

La meta 12.3 del Objetivo de Desarrollo Sostenible 12 propone: “De aquí a 2030, reducir a la mitad el desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha”.