23/07/2021
A FINES DE 2019, recibí una llamada telefónica desde la comunidad rural de Pañul, cerca de Pichilemu. Mi tía Cata, que desde el campo puede observar el imponente cielo austral alejada de la luz de la ciudad, quería preguntarme por un tren de luces que atravesó el cielo de forma rápida y coordinada, muy diferente a los típicos satélites que transitan de forma esporádica. Alrededor de la misma fecha, una imagen obtenida por los astrónomos Clara Martínez y Cliff Johnson en el observatorio Cerro Tololo se hacía viral. La imagen mostraba las estrellas de fondo de nuestra galaxia atravesada de lado a lado por una serie de barras de luz paralelas. Era imposible no pensar en aquellas líneas plateadas como las barras de un calabozo, encarcelando el cielo al que hemos tenido libre acceso por millones de años.
De lo que fueron testigos mi tía y los astrónomos en Cerro Tololo fue del paso de Starlink, uno de los ambiciosos proyectos de Elon Musk (el multimillonario detrás de empresas como SpaceX, Tesla y The Boring Company). Starlink es una megaconstelación de satélites orbitando la Tierra que tiene por objetivo proveer de Internet de alta velocidad a los lugares más remotos; está compuesto de cientos de satélites que viajan alineados como verdaderos trenes espaciales. La meta es poner en órbita decenas de miles de estos satélites.
Por una curiosa coincidencia de simetría de órbitas, Chile se convertirá en unos de los primeros países del mundo dónde llegará la conexión a Internet de Starlink. El pasado 5 de julio, el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones anunció que firmó un acuerdo con Starlink para proveer de Internet gratis a dos comunidades rurales que presentan serios problemas de conectividad: Caleta Sierra en la Región de Coquimbo, y Sotomó en la Región de Los Lagos.
Pero mientras Starlink promete conectar las zonas más alejadas de Chile, al mismo tiempo representa una amenaza real para la observación profesional de los cielos. Chile va camino a albergar en sus desiertos cerca del 70% de la infraestructura mundial de la observación astronómica para 2025. ¿Podrán convivir Starlink y los observatorios durante las próximas décadas?
Starlink no es el primer obstáculo que enfrentan los observatorios chilenos. La contaminación lumínica generada por las ciudades representa una de las mayores amenazas para la observación profunda del cielo. Si le sumamos Starlink, el panorama no es alentador. Es necesario que se tomen medidas para proteger nuestro patrimonio estrellado. En el caso de Starlink, la compañía está probando versiones opacas de los satélites que reflejan alrededor de la mitad de la luz que los satélites actuales. Respecto a la contaminación lumínica, el Ministerio del Medio Ambiente está realizando una revisión de la norma lumínica vigente en Chile desde 2014. Queda mucho trabajo por realizar, y para que el proceso tenga éxito es clave el diálogo entre el Gobierno, la industria y la comunidad científica.
Astrónomo de la Universidad de Concepción
Investigador del Centro de Astrofísica CATA
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