El metal rojo es un componente fundamental de la urbanización y permitirá construir edificios más ecológicos, más saludables y más inteligentes.

HOY, el 55% de la población mundial vive en ciudades. Así ha aumentado esta cifra desde algo menos de 47% en el año 2000. Se espera que la tendencia continúe, y que lleguemos a 64,5% para el año 2040.

Según las Naciones Unidas, la población urbana crecerá mucho en países densamente poblados como India, China y Nigeria. Solamente India, aumentará su urbanización de 33% en 2015 a 40% en 2030; en ese mismo período, la urbanización aumentará en China (un país que no hace muchas décadas era eminentemente rural) de 56% a 71%.

Una mayor urbanización e industrialización es un estímulo importante para la demanda fuerte y sostenida de cobre, debido a que este metal es un componente clave del cableado, la plomería, la calefacción; de la calefacción y el aire acondicionado; de la iluminación y de los techos de las viviendas, así como también de los servicios comerciales, del transporte, de la transmisión de energía, y de los sistemas de telecomunicaciones que se necesitan para las activas ciudades modernas.

Una disponibilidad de riqueza cada vez mayor va a aumentar también la intensidad de la presencia de cobre en hogares y oficinas. El mayor gasto en bienes electrónicos conducirá a mayor consumo de electricidad y a un mayor número de enchufes, que necesitan cobre.

GENTILES CON EL MEDIO AMBIENTE

La demanda de cobre también aumentará debido a una economía digital cada vez más pujante. La sociedad necesita servicios de Internet de alta velocidad que aumentarán de manera exponencial la demanda de cables de cobre para telecomunicaciones de alta calidad en las casas y en las empresas. Esto es fundamental en momentos que la tecnología 5G (y la Internet de las Cosas) está a la vuelta de la esquina.

Mientras tanto, regulaciones de vivienda más estrictas están imponiendo gradualmente mayores estándares de eficiencia energética y menores tasas de emisión en los edificios nuevos para reducir los impactos negativos sobre el clima y el medio ambiente. La superioridad del cobre para la conducción eléctrica y térmica será fundamental para los edificios ecológicos del futuro.

El cobre se beneficiará de la urbanización que viene en camino, pero también contribuirá a ciudades más inteligentes, más tecnológicas, más eficientes y más limpias.