Diversas innovaciones están orientadas a que las personas duerman plácidamente y monitoreen su salud, con el simple objetivo de tener un gran día.

POR siglos el ser humano ha buscado la mejor manera de descansar. No es un tema fácil de solucionar y la tecnología puede ser una excelente aliada a la hora de dormir. Una iniciativa reciente que ha llamado la atención es la de Ford, que presentó un prototipo de la nueva cama de matrimonio para parejas problemáticas. Lo que ofrece es siempre conservar el lado de la cama.

Según la National Sleep Foundation, de Estados Unidos, el 25% de las parejas duermen en camas separadas y el 10% duerme en distintas habitaciones, con la única intención de dormir bien. Para evitar este alejamiento, el prototipo de Ford muestra una aparente cama doble común, pero la sorpresa está en su interior, debido a que cuenta con un mecanismo rodante y un detector de peso. De esta manera, cuando uno invade el espacio de su compañero de cama, se activa una cinta continua que devuelve al invasor hasta su lado de la cama.

La tecnología detrás del invento se inspira en la Asistencia de Mantenimiento de Carril (Lane-Keeping aid tech), que permite detectar cuándo un conductor se está desviando de su trayectoria e invadiendo la pista contraria; ésta es la cama para no salirse del carril: Lane-Keeping Bed.

VAMOS AL PIYAMA INTELIGENTE

Intentar dormir bien mientras se tiene pareja puede ser una pesadilla para muchos. De acuerdo con el Instituto de Investigaciones del Sueño de España (IIS), el ser humano está programado para despertar durante la noche si se le toca. Por eso, los movimientos de nuestra pareja o de un niño van a facilitarnos “microdespertares” que acaban generando una peor calidad de sueño.

Este tipo de innovaciones tienen mucho sentido, sobre todo si consideramos que pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo. Precisamente para apoyar un buen descanso, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) presentó un piyama inteligente contra el insomnio. El Phyjama se comercializará en dos años, y tiene cinco parches textiles con sensores que analizan la postura y el ritmo cardíaco. Ellos van evaluando el sueño. Los cables de cada parche terminan en una placa de circuito impreso que hace las veces de botón de piyama; los datos se envían de forma inalámbrica a un receptor mediante un pequeño transmisor Bluetooth, transformándose en el primer invento de este tipo que detecta pequeñas señales anómalas del corazón.